La Centinela - Revista digital del acontecer consaburense

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martes, 28 de febrero de 2017

En busca de sus antepasados


Desde que iniciamos la andadura de investigar la historia, el patrimonio y la cultura consaburenses, ha habido quienes se han interesado por lo que hacemos, de una manera u otra, bien integrándose en nuestro proyecto, mostrando su interés y reconociendo el trabajo realizado o adquiriendo las publicaciones y compartiendo nuestros blogs.

También hubo quien llegó a Consuegra hace varios años en busca de sus raíces, y como no podía ser de otra manera, nos encontró rápidamente. Por el entusiasmo que demostró hacia todo lo consaburense, se hizo acreedor de nuestra confianza y amistad desde el primer momento. Pablo Landaluce González, joven periodista de profesión, quería conocer y palpar el lugar donde vivió parte de su familia, y revivir lo que le habían contado sobre ellos.

Pablo, vive todo lo nuestro como un consaburense más, siguiéndonos a través de todos los medios actuales, para estar al día de cuanto acontece en Consuegra, su pueblo ya de adopción por méritos propios.

Con él hemos compartido algunas de las múltiples visitas que ha hecho a Consuegra, para revivir el pasado de su familia materna, entre las que estaban su tío abuelo don Ramón Luis Clemente Merino y su bisabuelo don Ramón Clemente Chamorro, ambos médicos de profesión. Tras realizar una búsqueda en los archivos municipal y parroquial de Consuegra, y obteniendo algunos datos que le hemos anticipado unos y otros, junto a otras investigaciones personales, decidió como buen periodista, hacer una pequeña historia de los médicos en Consuegra durante los siglos XIX y XX.

Idea que apoyamos desde el principio, animándole a publicarla e incluirla en nuestros “Cuadernos de Historia y Cultura Popular” próximamente. En este blog diremos quién es Pablo Landaluce; reflejaremos sus impresiones y como fue su encuentro con sus familiares y con las diferentes personas que le hemos ayudado desde el comienzo de su idea.


¿Quién es nuestro protagonista?

Pablo Landaluce González (Madrid, 1985) es periodista. Desde 2007, trabaja como redactor y locutor de los Servicios Informativos de Onda Cero -ATRESMEDIA Radio-, donde se ha especializado en información sobre Educación, Cultura y Tráfico. Es Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense y Licenciado en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Actualmente, estudia el Grado en Derecho en la Universidad Complutense y un Máster en Dirección de Comunicación Corporativa en OBS-EAE Business School. Aficionado al mundo de la Historia, es miembro de la familia Merino, de larga tradición consaburense.                               


 F. Domínguez G.


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                     Mis primeras impresiones en Consuegra 


Hace casi cinco años que “regresé” a Consuegra, aunque nunca antes había estado. “Volví” acompañado de mi madre, con el propósito de conocer el lugar donde pasó parte de su niñez y donde mi familia, de apellidos Clemente y Merino, hunde buena parte de sus raíces. Recuerdo perfectamente aquel día soleado de abril, en el que quedé fascinado por la vista del Cerro Calderico, por sus molinos de viento y su Castillo, por la Plaza y, muy especialmente, por la calle en la que vivieron mi madre, mi abuela y mi bisabuela. Paseando con ella, jugué a imaginar cómo era el número 12 de la calle del Cristo donde se levantaba la casa familiar, derribada hace ya más de cuarenta años. El último que vivió y pasó consulta en ella fue mi tío-abuelo, el médico Ramón-Luis Clemente Merino al que, sin duda, muchos lectores recordarán.



La casa de Ramón Luis Clemente (años 60) en la calle del Cristo frente a la  Ermita.
La fotografía está tomada al paso de la Cofradía de la Virgen de la Esperanza
 y su banda de cornetas y tambores en Semana Santa, subiendo hacia la ermita
Foto: Archivo Francisco Domínguez Tendero

Calle del Cristo frente a la ermita
Foto: Archivo Francisco Domínguez Tendero

Como madrileño de nacimiento y consaburense de ascendencia que soy, “regresé” en busca de información sobre esos antepasados a los que no conocí. Como periodista, pregunto por casi todo. Como aficionado a la Historia y a la Genealogía, me gusta escuchar anécdotas y vivencias. Por todos estos motivos, me propuse reconstruir las vidas de esas personas que me precedieron. Lo que nunca imaginé es que iba a encontrar algo mucho más grande: la familia de la que nos habíamos desconectado por el paso del tiempo, de las generaciones y la distancia.

Después de esa primera visita, decidí enviar una carta a la Parroquia de Santa María La Mayor. Así es como conocí a Domingo Verbo, sin el que nada de esto hubiese sido posible y a quien le debo algo más que un agradecimiento. Fue él quien me puso en contacto con la familia Ortiz-Merino -en especial, con Sagrario-. Gracias a ellos, los descendientes de los Merino hemos vuelto a tener contacto y nos juntamos a comer en Consuegra una vez al año, aproximadamente.

Animado por esos primeros hallazgos, empecé a reconstruir la historia de mi bisabuelo, el médico Ramón Clemente Chamorro. Natural de Riosalido -Guadalajara-, nació en 1884 en el seno de una familia que tenía sus orígenes en el municipio de Anguita. Hijo de un cirujano menor -equivalente a lo que hoy sería un practicante-, él y sus hermanos se trasladaron por distintos pueblos de La Mancha hasta llegar a Madrid. En 1904 empezó a estudiar Medicina en la Universidad Central, donde aprendió mucho del profesor Santiago Ramón y Cajal -quien recibió el Premio Nobel en esos años-. Al acabar la carrera en 1910, se trasladó a Consuegra para ocupar una de las tres plazas de médicos titulares o de la Beneficencia, que había quedado vacante. Allí conoció y se casó con su mujer, mi bisabuela Luisa Merino Minaya, con quien tuvo seis hijos.

Ramón Clemente Chamorro

Ramón Luis Clemente Merino

En este proceso de reconstrucción han sido también muy importantes otras personas a las que he ido conociendo. Algunos de ellos familiares, como los Martín-Palomino Merino. Otros, cercanos a mi familia, como Miguel Ángel Gómez. No puedo olvidarme de algunas “autoridades” en la Historia de Consuegra. Entre ellas, José García Cano, Elías y Ángeles Anaya, el archivero municipal José Luis García-Moreno, Julio García Ortiz y, por supuesto, de Francisco Domínguez Gómez, quien me ha animado a divulgar en esta publicación una parte de la documentación que he ido rescatando del olvido. 

En octubre de 1963, cinco meses después de abandonar Consuegra para vivir en Madrid, mi tío-abuelo Ramón-Luis Clemente escribió un pequeño artículo en “La Centinela” -revista que editó Francisco Domínguez Tendero-. Con el titular “He estado en Consuegra”, describió el “ambiente de cordialidad y cariño” con que fue recibido para celebrar su primer Día del Ausente. Algo que le hizo “sentir el hondo escalofrío de una oleada intensa de emoción, de las que pocas veces se experimentan en la vida”. Eso es, precisamente, lo que he encontrado yo medio siglo después. 

Dispuesto a devolver parte de lo que he recibido, me planteo escribir una pequeña historia sobre esos médicos de Consuegra que tanto hicieron y tanto esfuerzo emplearon para curar a nuestros antepasados, arriesgando incluso sus propias vidas. Esta tarea se me antoja difícil por el tiempo que ha transcurrido y porque soy periodista, pero no historiador. Intentando superar las barreras, ya puedo adelantar un pequeño índice de los médicos de los siglos XIX y XX. Son los siguientes:
  1. Santiago Berola.
  2. Jerónimo Martín-Nieto y Pliego.
  3. José Armengod y Araguad.
  4. Patricio del Álamo Gálvez.
  5. Federico Armengod Reig.
  6. Leonardo Mariano Mínguez y Yepes.
  7. Francisco Fuentes Sabino.
  8. José Mínguez Sánchez.
  9. Ramón Vázquez Ciáurriz.
  10. Ramón Clemente Chamorro.
  11. Miguel María Delgado Saavedra (ejerció durante unos meses).
  12. Juan Clímaco Díaz Almansa.
  13. Rogelio Gómez-Jareño y Campoy.
  14. Antonio Almodóvar Rivero.
  15. Juan Fernández-Layos (médico “tocólogo”).
  16. Francisco Hijosa Moya.
  17. Ramón Luis Clemente Merino.
  18. Junier Prado Almodóvar (médico estomatólogo).
  19. Pablo Barrio Fernández-Layos.
  20. Pedro Albacete del Pozo.
Labor en la que también han aparecido los nombres de los farmacéuticos:
  1. Eugenio Gómez-Jareño. 
  2. Julián Montero y Serrano. 
  3. José Ulla Gallego. 
  4. Emilio Guillén Murat. 
  5. Carmen Moreno Fuentes.
Identificados a buena parte de los protagonistas, sólo queda empezar a escribir esta historia. Espero que guste y, a la vez, sorprenda.

Pablo Landaluce González


viernes, 17 de febrero de 2017

El Museo de los Molinos del Mundo y el pintor Gregorio Prieto; un gran olvido en Consuegra

     Hace unos días nos llegó una referencia del periódico Lanza Digital de Ciudad Real (de fecha 1 de febrero de 2017) sobre el pintor Gregorio Prieto y la actividad que realiza habitualmente el Museo Municipal de Valdepeñas denominada Vive tu Museo, con el objetivo de acercar el arte a sus ciudadanos y dar a conocer su patrimonio artístico. En esta ocasión le tocó el turno a la obra "Molinos de Viento de Consuegra", del gran artista manchego. Este cuadro pertenece a la Fundación que lleva su nombre, ubicada en la Casa-Museo de Valdepeñas, su ciudad natal.

                          

                          


     Genma Candelas, guía de museos y patrimonio cultural de Valdepeñas, analizó la obra y destacó la "explosión de color y el movimiento" del cuadro, que obtuvo el primer premio en la XIII Exposición Provincial del año 1952. En este paisaje consaburense se observa una composición de nueve molinos de viento, que la guía calificó como "un cuadro cargado de ideología, a la vez expresionista y surealista... la perspectiva esta mal echa de forma intencionada", destacando también la saturación de color y la simbología del cuadro, que en su momento reivindico la reconstrucción del paisaje manchego con sus molinos, añadiendo también, que esperaba de los asistentes su personal interpretación sobre los "gigantes" de la obra cumbre de la Literatura Universal.

     Por esta y otras circunstancias vamos a hablar hoy en este blog de Gregorio Prieto (1897-1992), un gran desconocido para los consaburenses, anticipándonos así mismo a nuestro próximo Cuaderno de Historia y Cultura Popular donde analizaremos como merece a este personaje tan ligado a nuestra historia reciente y destacaremos su figura como gran artista manchego componente de la conocida y famosa Generación del 27. Las vanguardias europeas marcaron su formación artística, lo mismo que su amistad con Rafael Alberti, Luis Cernuda, Federico García-Lorca y Vicente Alexander. Muchos datos más podríamos aportar de este insigne personaje, pero hoy nos interesa sobre todo su vinculación a Consuegra en las décadas de los años 60 y 70.

    Él, fue uno de los quijotes del siglo pasado que soñó y se lanzó al campo de batalla para recuperar los molinos de viento y convertirlos en símbolo de la tierra de Don Quijote.

      Recomendamos visitar el Museo Gregorio Prieto de Valdepeñas, donde permanece toda su obra, donde se encuentra a su vez la Fundación del legado del artista, para así comprender la dimensión de este insigne manchego. 

     Con respecto a Consuegra, fue uno de sus principales valedores y gran apoyo del entonces alcalde Pedro Albacete del Pozo y Francisco Domínguez Tendero, para comenzar la aventura de la reconstrucción de los trece molinos de viento, que componían una Crestería que ellos mismos bautizaron así.

     Hoy, el nombre de este manchego solo permanece en un pedazo de piedra de molino, como un humilde testigo en una senda muy cercana al molino de viento Chispas -su molino desde entonces- y por la que subió el artista en sus primeras ocasiones cuando visitó Consuegra acompañado de Pedro Caballero, (hijo del Tío Jesús, usuario del molino), Pedro Albacete y de Francisco Domínguez, para estudiar las posibilidades de volver a dar vida a aquél "viejo gigante", idea que entre todos llevaron a cabo gracias en primer lugar a Pedro Caballero que cedió la "posesoria" del mismo al Ayuntamiento de Consuegra para su reconstrucción, quien lo cedió posteriormente a Gregorio Prieto, el cual, a cambio donó a Consuegra una colección de cuadros pintados por él mismo, con la temática de los molinos de viento de La Mancha y de otros países donde también existen estos ingenios.


      Estos cuadros quedaron expuestos en el molino Chispas que fue inaugurado el día 31 octubre de 1965 con motivo de la III Fiesta de la Rosa del Azafrán, convirtiéndose este molino a partir de entonces en el Museo de los Molinos del Mundo.

Molino Serijo, el único que permanecía en pie en 1963.
Una vez reconstruido, fue bautizado con el nombre de Chispas.
Foto: Archivo Francisco Dominguez Tendero


Inauguración del molino Chispas. Gregorio Prieto se dirige a los numerosos
asistentes en la puerta del mismo Se pudo acceder hasta la altura del molino gracias 
al carreterín que se estaba construyendo. Desde ese punto existía una senda que a 
partir de ese día quedó bautizada con el nombre del artista. 
                                            Fotos: Archivo Francisco Dominguez Tendero                                         
   
     Los avatares del tiempo y múltiples circunstancias junto a algunos "males crónicos" de los que siempre han adolecido nuestras instituciones, llevaron al traste este Museo y a esta gran obra o legado de la que hoy, queda el molino en pie -pidiendo una restauración inmediata- y solo quince de los cuadros de la colección, que se encuentran colgados en las paredes de la oficina del Taller de Empleo (antes Escuela Taller). Colección que creemos incompleta por el descuido y desconocimiento de unos y otros y también por el poco interés que hacia el patrimonio y la cultura locales hemos tenido todos a lo largo del tiempo. Entre estas obras permanece el cuadro más emblemático, aquél que el pintor acabó el mismo día de la inauguración, de una manera muy original, al que añadió alrededor de los cuatro lados del dibujo, la fecha y detalles de la inauguración del Molino-Museo, junto a los nombres de los artífices de aquellos hechos. Desgraciadamente, el precioso dibujo hoy esta mutilado por la mano de alguien que borro casi todas las anotaciones manuscritas años después. No sabemos por qué se destruyó parte de esta obra, con el gran valor simbólico y artístico que supone para nuestro patrimonio, sin contar el económico, pues de todos es sabido el importante valor que desde hace décadas tienen las obras del pintor manchego.



     Hoy, después de mucho tiempo, nos sentimos obligados a dejar constancia de estos acontecimientos, para que no se olvide este legado tan importante para Consuegra. Como siempre, estamos dispuestos a colaborar con las instituciones locales, en una causa más, de tantas como nuestra ciudad demanda, sin olvidarnos siempre, de la ya antigua reivindicación de los museos que necesita Consuegra: El arqueológico y el de la Orden de San Juan.




Mujer manchega. Autor: Gregorio Prieto
                               
                                       
                                       
                                       

    La prensa nacional y la revista La Centinela en su número 33, cuyas páginas reproducimos a continuación, dio buena cuenta de todo lo acontecido aquel día 31 de octubre, cuando tuvo lugar la III Fiesta de la Rosa del Azafrán, inaugurándose así mismo el Museo de los Molinos del Mundo. Acudieron un gran número de personalidades del mundo del arte y la cultura, así como embajadores y agregados culturales de diversos países, que mostraron su apoyo a Consuegra y al movimiento que entonces surgió para poner en valor La Mancha y sus molinos.





     
F. Domínguez G.